Libertad, Sancho

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!

viernes, 1 de julio de 2011

Los Miserables – Victor Hugo


Mas, para estar arrogante, no se necesita llevar, como Ivon, el morrión ducal, ni tener en la mano, como Esplandián, una llama viva, ni haber traído de Epiro, como Files, padre de Polidamas, una buena armadura, regalos del rey de los hombres, Eufetes; basta dar la vida por una convicción o por una lealtad. ¿Veis ese soldado sencillo, ayer aldeano de Beuce o del Limosin, que ronda, con el machete al costado, alrededor de las niñeras en el Luxemburgo? ¿Veis ese estudiante pálido, inclinado sobre un estuche de anatomía, o sobre un libro, rubio adolescente que se corta las barbas con tijeras? Tomad a ambos; inspiradles el soplo del deber; ponedlos cara a cara en la encrucijada de Boucherat, o en la callejuela sin salida de Planche-Mibray; que el uno combata por su bandera, y el otro por su ideal; que imaginen los que combaten por la patria; la lucha será colosal, y la sombra que harán en el gran campo épico donde lucha la humanidad, ese currutaco y ese estudiantillo, igualará a la sombra que proyecta Megarionte, rey de la Licia, llena de tigres, luchando cuerpo a cuerpo con el inmenso Ayax, rival de los dioses.

Extracto de Los Miserables – Victor Hugo
Cuadro de Cabecera: "Riña de Gatos" - Francisco de Goya

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