Libertad, Sancho

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!

martes, 28 de junio de 2011

Los otros beneficios del comercio


“Ahora oirás que muchos abominan del comercio, del deseo de ganancia, del afán de dinero, etc…¡El espíritu mercantil de los comerciantes, bah, qué asco! Pero es oportuno recordar que el comercio fue el primer sustituto de la guerra y que los primeros pacifistas fueron los mercaderes que esperaban sacar más provecho de los vecinos por las buenas que por las malas. Como en otras ocasiones, se confirma así un principio sobre el que te ruego que reflexiones: como los hombres nos movemos por intereses, nunca se abandona una práctica que produce beneficios (la guerra , por ejemplo ) más que sustituyéndola por algo que interesa más…¡jamás predicando en contra y pidiendo arrepentimiento a los beneficiados! De modo que en las sociedades más desarrolladas ,estables y comerciales ,los antiguos criterios básicos de la fuerza y el conocimiento se hicieron mucho más difíciles de aplicar que antes: seguían valiendo, pero había que perfilarlos un poco más.”

Política para Amador - Fernando Savater

lunes, 27 de junio de 2011

El Antiguo Régimen y La Revolución – Alexis de Tocqueville


Puesto que la Revolución francesa no ha tenido únicamente por objeto cambiar un gobierno antiguo, sino abolir la forma antigua de la sociedad, tuvo que combatir a la vez a todos los poderes establecidos, destruir todas las influencias reconocidas, borrar las tradiciones, renovar las costumbres y los usos, y vaciar en cierto modo el espíritu humano de todas las ideas en las que hasta entonces se habían basado el respeto y la obediencia. De ahí su carácter tan singularmente anárquico.

Pero apartad esas ruinas: percibiréis un poder central inmenso, que ha atraído y absorbido en su unidad todas las partículas de autoridad y de influencia que antes se hallaban dispersas en una infinidad de poderes secundarios, de órdenes, clases, profesiones, familias e individuos, y como esparcidas por todo el cuerpo social. Desde la caída del Imperio Romano no se había conocido en el mundo un poder semejante. La Revolución creó ese nuevo poder, o mejor dicho, ese poder nació espontáneamente de las ruinas que forjó la Revolución. Es cierto que los gobiernos por ella fundados son más frágiles, pero cien veces más poderosos que cualquiera de los que derribó; frágiles y poderosos por las mismas causas, como veremos más adelante.

El Antiguo Régimen y La Revolución – Alexis de Tocqueville

sábado, 18 de junio de 2011

“Gnosis I” – Boris Mouravieff


[…]¿Cuántas crueldades, violencias y compulsiones han sido ejercidas por revoluciones hechas en el nombre de la libertad y de la fraternidad? Estos ejemplos podrían multiplicarse sin fin.
En el momento, esas desviaciones se nos escapan casi siempre. Seguimos imaginando que mantenemos la misma dirección, mientras que insensiblemente fuimos conducidos, sin darnos cuentas, a tomar la dirección opuesta. En ese momento nuestra acción emprendida en el plano moral recibe automáticamente un nuevo impulso proveniente de la reacción del medio al impulso primitivo. Cuanto más vigoroso, “vanguardista”, o “revolucionario” ha sido éste, la reacción, siguiendo el principio de Equilibrio, es más fuerte. De manera que el movimiento en sentido inverso, aquel que en el lenguaje común se llama reacción toma una amplitud inesperada y hace a veces volver a los promotores de la acción inicial mucho más atrás de su punto de partida. Este es casi siempre el caso para las doctrinas políticas.

Extracto de “Gnosis” – Boris Mouravieff